Foto: Miguel Ángel Otero

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Museo Museo Nacional del Romanticismo
Inventario CE1565
Clasificación Genérica Textiles
Objeto/Documento Bordado
Autor/a Batell, Josefa
Título Ciudad de Schumla
Materia/Soporte Seda
Fibra de seda
Hilo metálico
Marco: Madera
Técnica Técnica de confección
Muaré
Raso
Bordado
Marco: Tallado
Dorado
Dimensiones Altura = 23 cm; Anchura = 28 cm
Marco: Anchura = 34,50 cm; Profundidad = 4 cm; Altura = 38 cm
Descripción Composición bordada sobre seda beige, representando en primer plano a un grupo de seis soldados con los fusiles al hombro y dos personajes ataviados con indumentaria árabe en el interior de una fortificación. En segundo plano, vista de ciudad en la que destacan varios minaretes y montañas al fondo. Rematando la composición cenefa bordada en hilo verde e hilo dorado a modo de marco. Debajo, inscripción:" Por Josefa Batell. Ciudad de Schumla. Año de 1855". Marco de madera tallada y dorada.
Este bordado representa una vista de La ciudad de Schumla en Bulgaria.
La destreza en las labores ocupará un papel fundamental en la educación que las niñas recibían en los conventos o en colegios en el siglo XIX, y que formaban parte de las llamadas labores del hogar o labores de adorno. La mujer afirmaba su papel de "ángel del hogar" decorando cada ángulo de su casa: toallas, centros, cojines, reposapiés, fundas para sillas, tapetes, cortinas, barandillas, paneles contra el fuego, etc.
Las niñas se iniciaban en las diferentes técnicas de la costura ejecutando "trabajos de prueba" o dechados, en los cuales aprendían a hacer cenefas, vainicas, deshilados o letras que servirían para marcar las prendas de su ajuar. Estos dechados también se convirtieron en instrumentos de alfabetización donde las muchachas aprendían a leer y escribir. Posteriormente, continuarían con otras labores más especializadas como el bordado o el encaje, la calceta, la frivolité, el crochet, el punto de red, o el dobladillo, que aplicaban a la indumentaria, a los ajuares domésticos y a los ornamentos de iglesia.
Las revistas femeninas ofrecían patrones y diseños para poder llevar a cabo todas estas labores. Los grandes avances de la imprenta contribuyeron a un considerable aumento de esquemas y modelos: parece ser que en 1840 se publicaron más de catorce mil. Por otro lado, los progresos de la química y de la industria textil surgidos en el siglo XIX, permitieron satisfacer la creciente demanda de tejidos, hilos de colores o utensilios para la ejecución de bordados y encajes.
Iconografia Vista de ciudad
Datación 1855
Contexto Cultural/Estilo Romanticismo
Reinado de Isabel II (1843-1868)
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